miércoles, 5 de diciembre de 2012

Catedral
 

La Diócesis de Querétaro creada a la vez con otras de la República, por Bula, “Deo Optimo Maximo”, de Pío IX, expedida en Roma en el Consistorio de 1863, y llevada a efecto por el primer obispo de León, Sr. Dr. José María Díez de Sollano, el 7 de Febrero del año siguiente.
Tuvo como asiento la primera catedral, en la Parroquia de Santiago de la Ciudad de Querétaro, hasta 1866, cuando por “Rescripto” de la Segunda Congregación de Negocios Extraordinarios, el segundo Obispo de Querétaro, Mons. Ramón Camacho y García, consiguió su traslado a la Iglesia de San Francisco, que había sido entregada recientemente por las autoridades gubernamentales a La Mitra Diocesana, después de haber permanecido clausurada por algún tiempo y que por su amplitud y ubicación en el centro de la ciudad, parecía la más indicada para la sede catedralicia.
Del Templo de San Francisco se mudó al de La Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe, en Enero de 1911, porque los frailes franciscanos habían conseguido la devolución de su iglesia, por fallo de La Sagrada Congregación de Religiosos a favor de su Orden.
“El Canónigo Mansionario, Francisco Paulín G. de quien hemos obtenido estos informes, no refiere cómo la Catedral llegó por fin a establecerse en San Felipe Neri, tras de una breve temporada en el de La Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe.”
“El Excmo. y Rvmo., Quinto Obispo de Querétaro, Dr. Don Francisco Banegas, apenas llegado a Querétaro, propuso al Venerable Cabildo y a algunos sacerdotes ameritados, tres iglesias, preguntando cual parecía, a su juicio, más apropiada para Catedral.
Para algunos, como al entonces Canónigo Don Pedro Vera y Zuria, quien después fuera Arzobispo de Puebla de los Ángeles, parecía conveniente el Templo de San Antonio, que había pertenecido a una rama franciscana extinguida, Los Dieguinos, céntrico y sin embargo retirado del bullicio popular, de estilo conventual muy sencillo, pero amplio y decoroso.
Para otros pareció mejor la Iglesia de Santa Clara, actual parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, muy céntrica también, de bellísimo estilo churrigueresco y que hubiera podido adaptarse para Catedral.
Sin embargo, fue elegida la de San Felipe Neri, cuya comunidad se había extinguido y por su ubicación y magnificencia pareció adecuada para trasladar a ella la Iglesia Catedral, lo que se efectuó, el 15 de Agosto de 1920.
Este Oratorio de Los Felipenses, comenzó a construirse el 8 de Diciembre de 1786 y una vez terminado fue bendecido solemnemente por el Señor Cura, Iniciador de Nuestra Independencia Nacional, Don Miguel Hidalgo y Costilla, entonces Párroco del pueblo de Dolores Hidalgo, un 19 de Septiembre de 1805.
Esta iglesia de una sola nave muy amplia, de estilo renacentista muy puro, con su portada de rojo tezontle, en ese momento está ricamente provisto de vasos sagrados, ornamentos y demás objetos necesarios para el servicio.
La Sagrada Congregación Consistorial, el 1 de Marzo de 1921, sancionó la traslación a esta Iglesia, de la Catedral de Querétaro, después de haber sido informada de las vicisitudes de nuestra Iglesia Matriz.
Posee la Iglesia Catedral, notables imágenes, de los famosos escultores queretanos, Arce, Perrusquía y Montenegro, llamados los Marianos, por llamarse así los tres artistas.
Guarda también esculturas de Rodríguez y pinturas de Cabrera, así como la galería de los Obispos que han gobernado la Diócesis, obra de varios pinceles.
Fue ritualmente consagrada el 30 de Junio de 1931 por el Excmo. Sr.Obispo Francisco Banegas. Transitoriamente, por pocos meses, y en dos ocasiones, cuando se ejecutaron importantes obras de adaptación en el Templo de San Felipe Neri en 1931 y cuando fue clausurado por orden del Gobernador del Estado, Don Saturnino Osornio, en 1934-1935, los actos de culto en la Catedral se efectuaron en la mencionada Iglesia de San Antonio.
Dichas obras de adaptación consistieron, entre otras en quitar el altar mayor de estilo neoclásico, rompiendo la armonía estilística que se observaba en el interior del templo, para cambiar de lugar la imagen de San Felipe Neri a uno de los retablos situados a los pies del mismo templo, colocando en su lugar, dentro de un gran resplandor, la escultura de Santiago Apóstol, Patrono Titular de la ciudad, de La Catedral y de La Diócesis.

En las últimas obras de remodelación se suprimió dicha ráfaga, quitando además el púlpito, las pinturas al óleo que ornamentaban las pechinas de donde se desprende la cúpula, con pasajes de la vida de San Felipe Neri, y también por desgracia, las lápidas sepulcrales de los Padres del Oratorio, que se encontraban adosadas al muro de una de las dos capillas anexas.

El edificio contiguo a la Catedral, residencia de los padres felipenses, convertido en un tiempo en degradante bodega, ha sido restaurado.

El principio de este oratorio felipense en Querétaro, lo inicia el P. Martín de San Cayetano y Jorganes, originario de Pátzcuaro, con el apoyo del virrey Juan Francisco de Güemes y Horcasitas. A la muerte de este Felipense, el P. Cabrera, del clero diocesano, corrió los trámites y costas ante la curia de México.

El felipense Marcos de Ortega vino a esta ciudad para realizar la fundación, creando en un principio una pequeña iglesia y sala, inaugurada el 21 de noviembre de 1763, hasta que se mudaron al convento e iglesia que conocemos actualmente en el año de 1800, un 6 de mayo. Se encuentra ubicado el actual Oratorio y Catedral acondicionada, en la antigua calle del Ángel y la Calle Real que forman actualmente la esquina de las calles de Madero y Ocampo.

Esta obra se comenzó el 8 de diciembre de 1786, cuando se colocó y se bendijo la primera piedra. Los bienhechores de este conjunto, fueron Melchor de Noriega y Cobiedes y posteriormente Doña María Cornelia Codallos.

El oratorio y claustro fueron bendecidos en 1808 y la dedicación litúrgica del templo, estuvo a cargo del cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla.
La Sacristía espaciosa y bella tiene una cúpula elíptica, donde se encuentran las pinturas de los ocho obispos que ha tenido Querétaro, entre otras obras de arte importantes, sus siete ventanas son rasgadas.

La suntuosa obra del templo y convento felipenses estuvieron al cuidado del P. Dimas Diez de Lara, Prepósito del Oratorio.

Las pechinas de los arcos torales del crucero del templo, contienen frescos relacionados con la vida de San Felipe Neri, cuyo autor es Andrés Padilla.

Se pueden contemplar a lo largo de la nave y del altar mayor, magníficas esculturas, entre ellas la de San Felipe Neri, la de la Virgen de los Dolores, un San José, la de Santiago El Mayor, obra de Mariano Arce, entre otras y son obras de los grandes maestros de la escuela de escultores queretanos, como lo fueron también Mariano Arce y Mariano Montenegro.

El templo es una obra postrera de la época barroca, en su portada, Torre y cúpula, muy hermosas edificaciones por cierto, con facilidad se advierte la mezcla de diferentes estilos, que conjuntados dan prestancia a este oratorio.

Tiene en la puerta de entrada, en forma de hexágono un medallón del fundador de los felipenses, San Felipe Neri, realizado en cantera, de una gran factura. Arranca el primer cuerpo con dos conjuntos de tres columnas.

En el segundo cuerpo de la fachada, a los lados del ventanal que da luz al coro existen de cada lado, dos juegos de columnas pareadas, con base bulbosa y capiteles corintios, resaltando dos medallones, uno de la Dolorosa y otro de San José, cerrando el conjunto, después del friso, un arco elíptico rebajado, apreciándose otros dos medallones y rematando con una Santísima Trinidad, de las llamadas heréticas.

El autor de esta fachada, usa el tezontle de fondo, en forma de petatillo. Material muy de la región. Es el paso del barroco al neoclásico.

La torre inconclusa parece estar construida en dos épocas, el cubo con ventanas de perfil rizado, el basamento presenta la misma fuerza de la fachada, parece ser de inicios del siglo XlX.

En 1920-32 se modificó el presbiterio, retirando el ciprés del altar mayor, después del concilio Vaticano ll, se mandaron quitar tanto el trono episcopal como los sitiales de los canónigos, que eran de granito verde y fueron sustituidos por sitiales de madera.

El juego de las tres esculturas del altar mayor son obra de Mariano Arce, con modificaciones de Diego de Almaraz, son los patronos secundarios Juan y Pablo, además del Patrono principal de la diócesis y de la ciudad, Santiago El Mayor. Se encontró sobre la calle de Madero, los cimientos de lo que fuera el primer oratorio y claustro felipense, muy modesto.

El claustro de los felipenses, ahora después de su restauración, se le ha llamado arbitrariamente Palacio Conín y está destinado a oficinas del gobierno del estado, su factura es neoclásica, con arcadas en los cuatro costados y en los dos pisos, la entrada al templo por atrio y puertas interiores que están tapiadas.

El 30 de Julio de 1931, El Obispo Marciano Tinajero y Estrada, sexto en el cargo desde 1864 en que fue erigida este obispado, consagró y dedicó el templo de San Felipe Neri, con toda la solemnidad de la liturgia católica, como Catedral de la Diócesis de Querétaro, que lo es hasta nuestros días


google  By Raúl

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